fbpx
Skip to content Skip to footer

La poesía es como una rosa del desierto

La poesía pertenece a otra dimensión, la dimensión en donde somos absolutamente libres

Verónica Pedemonte, escritora de nacionalidad española., nació en Montevideo, y llegó a Europa a la edad de ocho años. Estudió Psicología, y Filología anglogermánica. Especialista en Rorchach.

Ejerció el periodismo para diversos medios. Reportera y columnista para la cadena  Información, Europa Sur, Diario de Cádiz, y otros. Presidió el colectivo  literario y artístico El Ermitaño, organizador de la Bienal Plastilírica.  Exposición Museo da Agua (Lisboa)

Verónica, bienvenida a Carivano entrevista para LAAAO

P.- Nos gustaría que nos hablara un poco acerca de usted, y cómo nace su interés por la literatura.

R.- Fue muy fácil para mí, ya nací en una casa de artistas, la poesía y el arte eran un modus vivendi. En realidad, creía que así era en todas partes. Cuando yo vine al mundo mi padre tenía ya 20 libros publicados, mi madre, quince años menor que él, tenía algunos. Así fue durante mi infancia en Montevideo, la ciudad donde nací, de madre española y padre uruguayo (como casi todos los uruguayos de origen europeo, italiano y de la España del Norte) en mi casa casi todos los días había reuniones literarias, pasaron por allí muchas personalidades de la cultura hispanoamericana. Entre los íntimos de mis padres estaban el poeta Walter González Penellas y Jorge Meretta, poeta y odontólogo, que me extrajo con suma suavidad algún diente de leche, mientras me contaba un cuento.  Desde entonces se me ocurrió que todos los poetas tendríamos que ser poetas y odontólogos, o bien poetas y veterinarios.  Los hijos de Julio J. Casal, Rafael y Selva Casal, eran asiduos.

Por edad no me dio tiempo de conocer a algunos, sí conocí a las hermanas Silva, Concepción y Clara. Clara, esposa de Zum Felde,  Juana de Ibarbourou, a quien recuerdo con toda nitidez,  elegantísima, vestida de seda. Mi padre entonces estaba haciendo el prólogo de uno de los libros de Juana. Y precisamente uno de los dos primeros libros que leí fue Chico Carlo de Juana de Ibarbourou, el otro fue Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez. Fui con mi madre a su casa, una especie de torreón fortaleza llena de enredaderas, mientras mi madre hablaba con ella (imagino que sobre el libro) yo jugaba con su secretaria.  Me sabía de memoria su poema de la higuera y se lo recité. Al irnos, Juana me regaló una cesta de frutas confitadas.

En España aunque cambió paisaje y paisanaje, las reuniones literarias con poetas españoles también eran frecuentes.

P.- ¿Cómo se da ese primer contacto con la escritura? 

R.- Antes de saber escribir. Desde los cuatro años dictaba a mi madre los poemas que se me ocurrían. A veces durante la noche, pobrecita, me tenía una paciencia…

También me encantaba dibujar. La entonces novia del poeta Walter González Penellas, una chica cultísima que estudió con Indira Gandhi en la Sorbona (fueron amigas de jovencitas) siempre me pedía que le hiciera algún dibujo. Y mezclaba versos con dibujos. A esas edades primero se dibuja y luego se escribe,  y de algún modo escribir es dibujar. Iban también algunos pintores y grabadores buenísimos a casa, como los hermanos Capozolli,  que eran como mis tíos. Es una faceta que he alimentado toda la vida pero que no desarrollé, tal vez por eso me casé con un artista plástico, hoy catedrático en la Escuela de Arte. Y mis hijos siguen algunas de nuestras vocaciones, aunque nosotros les dijimos bien claro que estudiaran Teleco o Veterinaria.

P.- Verónica es usted psicóloga, periodista y filóloga, coméntenos un poco ¿cómo nace su amor por las palabras?

R.- Del mismo modo y por el mismo motivo, a mi casa iban poetas, músicos, pintores, senadores, psicoanalistas, periodistas, actores, bailarines, e incluso pescadores que amaban la literatura o la música y que habían conocido a éste o aquel en algún recital, gente muy llana pero culta, la reforma educativa de José Pedro Varela hizo una excelente Escuela Pública, sin los abismos que encontré en Europa. Era un mundo floreciente, por aquel entonces, antes de la gran glaciación que sumió el Cono Sur en el peor de los inviernos. Era el mundo en que yo me movía, un mundo plétórico de ideas y proyectos. Algunos amigos llegaban a casa como verdaderos Indianas Jones (o Pérez) de la fotografía, en sus diapositivas se encontraban tesoros de la América precolombina. Mi padre se dedicó en aquellos tiempos al estudio del quechua. Y de ahí surgieron varias de mis vocaciones por las artes plásticas, por la antropología, por la psicolingüística, por la etimología. Discutía mucho con mis padres sobre mis palabras favoritas y mis palabras odiadas, en busca de la palabra justa en todos los sentidos, la más veraz, la más capaz de explicar lo más bello, lo más tierno, lo más espantoso, etc., según los casos. Era muy divertido.

Mi madre, por otra parte, me recitaba cuentos y romances españoles antes de dormir. Todavía estoy indagando por algunos de esos cuentos y romancillos, que pasaban de madres a hijos. Bradbury no inventó los hombres-libro. Los hombres y las mujeres libro han existido siempre, a salvo de y a favor, hermosa metáfora, de la temperatura a la que arden los libros que es 451 Fahrenheit. La llama se transmitía de generación en generación. La llama viva de la tradición oral.

P.- Usted ha publicado varios libros y recibido importantes reconocimientos como el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego, (2000) entre otros.  Háblenos un poco de lo que significa esto para usted.

R.- Cuando trabajamos con ahínco y lo reconocen, es absurdo no alegrarse. Pero esto de escribir es una tarea larga. No podemos echarnos a dormir en los laureles, si acaso tomar una siesta.

Tanto el Premio Internacional Gerardo Diego de Santander, como el Kutxa Ciudad de Irún, fueron un reconocimiento a mi labor después de muchos años de trabajo. Imagine los que reciben el Cervantes ¿qué premian? ¿una obra o una vida?

P.- Esclavos y Libertos, VII Premio Internacional de Poesía  “GERARDO DIEGO”, coméntenos  un poco sobre esta obra.

R.- Entonces estaba releyendo Guerreros y campesinos de Duby y seguí investigando sobre los siervos de la gleba y la Europa del medievo. El origen de la palabra trabajo que viene del latín tripalium y a su vez del griego. Ergástula, εργαστηριον /ergastérion/ griego, que se refería al «lugar de trabajo», por lo que tenía que ser un espacio en donde se reunieran actividad y energía. Más tarde, los romanos adaptaron este término al latín ergastu ̆lum,  y acabó derivando en “lugar donde se hacinan los esclavos”.

Se condenaba a los esclavos ad minas, ad galeras, ad ergástula.

Sencillamente, medité sobre el concepto de libertad para llegar a la conclusión de que la libertad como concepto abstracto es maravilloso pero que, en realidad, todos tenemos que pagar por nuestra carta de libertos.

P.- Diario de un Rebelde, Dulcinea en Manhattan, Cuando Europa era el mundo, son otros de los títulos que conforman parte de su gran obra. ¿Qué siente al ser reconocida por su excelente trabajo con tan importantes premios?

R.- Todos mis libros llevan al siguiente, excepto en el caso de mi primeros libros, Lenguas de fuego o Al este del edén. A partir de Diario de un rebelde son intercambiables (con matices  diferentes en Dulcinea en Manhattan) hasta Cuando Europa era el mundo, título que tomé de unos versos de Cernuda dedicados a Mozart que decían “es la gloria más alta de la gloria del mundo/ porque Europa es el mundo”.  Entonces pensé: ¡absolutamente cierto!  Para la mente occidental Europa fue el mundo casi hasta el declive del Imperio Británico. De ahí Cuando Europa era el mundo.

Cuando recibí las llamadas telefónicas que me confirmaron en cada uno de mis reconocimientos, sentí una gran alegría aunque no más grande que en el nacimiento de mis hijos.

P.- ¿Cuál es su mayor fuente de inspiración?

R.- Dejo que mi inconsciente (o subconsciente, como prefieran) se encargue de eso, estoy muy ocupada. Y, lo mejor, con frecuencia recibimos la visita de la conciencia.

Pero sí hubo un cambio sustancial desde mi primera infancia a mi entrada y adaptación a Europa, donde incluso me corrigieron el acento. Hablamos, aparentemente, un idioma común, pero en realidad hay varios castellanos, el español es encantador, y muy preciso, casi tajante, ama los imperativos.

Cuando perdí el acento rioplatense también se me extraviaron muchas palabras. En fin, al irme de América, perdí mi paraíso, de ahí Al este del edén. Después me presentaron a John Milton… Esa ruptura por un tiempo me dejó las raíces al aire, cambió mi forma de escribir y hasta de pensar. Una cosa lleva a la otra; he ido construyendo un puente sobre el Atlántico con todos mis libros para unir mis dos idiomas, mis dos pensamientos, mis dos mundos.

En América, porque era la infancia, y porque allí la Naturaleza es aún más fuerte que el hombre, para mí fue prioritario ese entorno a la hora de escribir. Me gustaba sentarme y escribir en mi jardín rodeada de floresta, mariposas de iridiscentes tonos imposibles, orugas de colores, colibríes. Aquí no había colibríes, tuve que prescindir de colibríes y usar otros elementos. El pensamiento ocupó el lugar de la contemplación.

P.- Coméntenos un poco sobre su obra.

R.- Mi obra es mi vida y mi vida es mi obra.

Otro asunto distinto es que crean que todo lo que escribimos es confesional. Puede ser o no. Está claro que es imposible escribir desde “el otro”. Sin embargo, sí es posible ponerse en el lugar del otro.  Nuestras vivencias como nuestro idioma construyen nuestro modo de interpretar el mundo. Pero también está la imaginación. Julio Verne no fue a la luna pero había visto la luna.

Otro cosa que me fascina es el poder de distanciarnos de lo que escribimos y verlo “desde fuera”.  Es imprescindible para la auto-crítica.

Se puede escribir ficción a partir de la realidad y aproximarnos a lo real desde la ficción.

P.- ¿Cómo define Verónica Pedemonte su trabajo?

R.- Difícil y placentero a partes iguales. En alguna ocasión ha sido angustioso.

P.- Verónica, como sabe Internet  se han convertido en el medio de comunicación más importante en el mundo. Redes sociales como Facebook, Blogger entre otras, permite a los creadores una gran proyección y exposición de su trabajo. ¿Cómo ha sido su experiencia?

R.- En general ha sido positiva. Estoy sobre todo como observadora, me gusta observar el movimiento del mundo. Salir a las calles virtuales es también una forma de socialización, y, como dije antes, de visibilidad. La comunicación para mí es muy importante, estar en directo con los lectores es un auténtico regalo. Internet, además, nos permite vivir como elijamos, si nos gusta la vida retirada en vez de la gran urbe, podemos acceder a lo mejor de las dos opciones. Estamos ahí hoy, con el fluir de la vida, no hay que esperar dos años a presentar un libro, la comunicación se convierte en cotidiana, nos vemos también a través de los ojos de los demás, eso es aprendizaje. Y lejos de deshumanizarnos, como algunos puedan pensar, nos humaniza. Por otro lado, el hecho de estar conectados nos permite charlar con periodistas (como en este caso) escritores y artistas o lectores de todo el mundo, es una gran oportunidad que agradecer. Pero sigo insistiendo, nada sucede sin trabajo. El que edifica un fraude será un fraude.  Un fraude famoso quizá, pero nada más.

P.- Para Verónica Pedemonte, ¿qué representa lo espiritual?

R.- Somos carne de estrella, Huidobro lo dijo muy bien en Altazor: “Estamos cosidos a la misma estrella”. Por nosotros navegan los mismos elementos de la estrella, el zinc, el hierro, el carbono… Me gusta imaginar que antes de que nuestra estrella, el sol, se convierta en una gigante roja habremos alcanzado la concordia universal.  ¡Soy optimista!

Las artes en general parecieran no estar viviendo su mejor momento, la crisis económica en muchos países no permite a muchos escritores, poetas y artistas exponer su trabajo. ¿Cree usted que cambiará la situación en un futuro cercano?

Antes había otras cribas, y por desgracia no siempre eran las de la calidad de la obra. Con o sin crisis veo cada día una inmensidad de artistas y escritores que exponen sus trabajos en la Red, que lleven o no un cuadro de alguno de ellos a la Tate Modern es otra cosa. Que la tirada de ejemplares de libros sea de quinientos y no cinco mil es otra cuestión. La Dickinson apenas publicó en vida y ahí la tiene. Van Gogh vendió un solo cuadro. Modigliani murió pobre y tuberculoso y detrás de él se fue Jeanne Hébuterne. Sin embargo, las subastas de algunos de sus cuadros son millonarias. No parece que la pobreza o la falta de atención los hubieran desanimado. Tampoco creo que nazca nadie con una especial vocación por la miseria.

Que el Arte haya entrado en el mercado es un asunto contemporáneo.

En este país están emigrando una gran cantidad de jóvenes (expertos en diversas disciplinas) “sobradamente preparados” porque no hay trabajo. Es una situación que no puede mantenerse mucho más tiempo sin destruir completamente la sociedad.

Sin duda que las redes sociales les han permitido a muchos artistas noveles exponer su trabajo. ¿Compensa de algún modo la falta de apoyo económico de muchos estados a la cultura?

Que la economía vaya mal no es bueno para nada, es obvio.

Midas en el esplendor de su don, consiguió un mundo hierático. Ese el primer ejemplo del rey Midas, el segundo fue bañarse en el río y desprenderse del don de convertir en oro todo lo que tocaba. Ese oro a través del río podía llegar a todos.

Cuando las sociedades van mal, por la mala gestión de sus gestores (hoy se llaman a sí mismos gestores) de lo último que se ocupan es de la cultura. Si hay apoyo a las instituciones, en teoría todo funciona. He conocido las dos cosas pero voy por libre. Es positivo siempre y cuando no se genere una cultura de diseño y las ayudas no sean a la vez ayuda y bozal.  ¿Ha visto la película El manantial (The fountainhead) basada en el libro de Ayn  Rand? El artista trabaja en la cantera.

P.- En el mundo de la globalización, en el que al mismo tiempo pareciera que más gente se siente sola  ¿Qué tan importante considera usted es la difusión de las artes y literatura en las redes sociales?

R.- Ya hay enormes bibliotecas virtuales. A mí me hace gracia recordar el temor de algunos por el fin del libro de papel, el soporte papel no tiene por qué desaparecer, por el contrario se economiza papel y se salvan árboles. Y, si, por ejemplo (aciago ejemplo) hoy quemaran la biblioteca de Alejandría habría miles y miles de copias en el ciberespacio.

Con respecto a la soledad, no estoy segura de que la gente se sienta más sola o igual de sola que antes, tal vez lo que ocurre ahora es que la soledad en las redes cobra visibilidad, como tantas otras cosas. Antes existían las cartas, el teléfono, en los pueblos aislados había radioaficionados. La necesidad de comunicación del ser humano, si todo va bien, es congénita. La Red aporta inmediatez, eso es un lápiz de dos puntas. Ya no tenemos el romanticismo de la epístola pero tenemos la comunicación inmediata. Lo que se pierde en reflexión se gana en comunicación.  Por otra parte, se han roto las fronteras de la aldea.  Todo el mundo tiene su cuota de visibilidad, todos podemos “ser famosos por quince minutos” como ironizaba Warhol. Pero también perseverar. No se pueden poner puertas al mar. Internet es un mar infinito, donde a veces también navega algún pirata o sopla la tempestad. Es ley de honor que un capitán no abandone su barco.

P.- ¿Cómo percibe el mundo Verónica, a través de su trabajo?

R.- ¡Qué pregunta más interesante! El mundo y su través. Me hace recordar a Lewis Carroll. Ahora mismo imagino que tengo un caleidoscopio, que, eventualmente, en el mundo de Alicia podría ser también un telescopio, incluso serviría para tomar el té, o champán en fin de año. Y a través de esos espejitos de colores vislumbrar mundos infinitos.

P.- ¿Qué no hemos aprendido?

R.- El hombre no ha aprendido todavía a no ser el lobo del hombre.

P.- ¿Pueden las artes en general cambiar al mundo?

R.- La sociedad cambia por muchos motivos, uno de ellos es la política. La palabra cambio no es una palabra simple. La gente escucha cambio y entiende mejora, pero cambio sólo sigue significando cambio. Además es muy bueno establecer un equilibrio entre ego, amor propio, narcisismo, y amor al prójimo. La omnipotencia narcisista es nefasta para un poeta. Peligrosa para un político, y letal para sus votantes.

Las Artes, todas, han estado siempre ahí para captar la esencia del ser. Los cuentos de hadas tienen una función liberadora y formativa. «Todo cuento de hadas, es un espejo mágico que refleja algunos aspectos de nuestro mundo interno y de las etapas necesarias para pasar de la inmadurez a la madurez», escribió el psicoanalista Bruno Bettelheim. Desde el punto de vista en el que él lo estudió, la tradición europea.

Mi padre siempre decía que la poesía es un instrumento de conocimiento. La cultura no es una sola. Y aunque hoy todo tiende a lo homogéneo, es importante que los pueblos conserven sus esencias. El arte de cada pueblo, de cada etnia nos envía un mensaje sobre su visión del mundo y su evolución. Eso es enriquecedor. Pero cuando me dicen, acerca de determinados aspectos retrógrados y brutales “es que su cultura es así” en ese momento no considero la palabra cultura como válida, costumbre o mala costumbre sería más adecuado. No se puede llamar cultura a la barbarie.

Si miramos el punto más alto al que pudo llegar una sociedad evolucionada en Europa, es decir, si miramos hacia el Renacimiento, donde arquitectura, cultura, príncipes y mecenas, tenían un objetivo común, el avance social en su conjunto y el ser humano como referente, y lo comparamos con la precariedad de algunas sociedades hoy, vemos que lo que entendemos por expresión del Arte con mayúsculas se da allí donde puede florecer. Aunque hay involuciones, a causa de la economía, la guerra y otros desastres, naturales o no, no siempre la Historia evoluciona, tiene movimientos pendulares. A pesar de todo, lo que hemos conseguido queda en la memoria colectiva y llega hasta el arte contemporáneo. Y, también, florece el arte entre las dificultades más atroces, hay quien ha escrito desde un campo de exterminio. O en la crisis del 29, o en ésta. Dentro y más allá de los peores obstáculos, la poesía es como la rosa del desierto. No sé si debajo del asfalto aún hay arena de playa, pero he comprobado que entre las grietas crecen hierbas, y algunas florecillas salvajes de inusual belleza.

La poesía tiene también una función catártica, para el poeta y para el lector, aunque el primero no debería dejarse devorar por la catarsis del poema, el poeta es quien corre más peligro en ese caso.

Y la poesía tiene similitudes con la Teoría cuántica, pertenece a otra dimensión, la dimensión en donde somos absolutamente libres, con el único límite de la precariedad y del desgaste de la palabra, que no del pensamiento. Hoy muchas palabras han quedado perdidas en la tercera dimensión, han perdido su significado aunque conservan su significante, y se comportan según las leyes tradicionales de la Física: su fuerza disminuye con la distancia. Lejos de su origen han perdido fuelle y están vacías. Un handicap, cuando los científicos auguran entre once y catorce dimensiones.

Pero la creatividad, incluso escrita desde la oscuridad, desde el magma, desde el lodo del fondo del estanque donde surge el lirio de agua, o desde un faro lejano, forma parte de lo esplendente del mundo. Y creo firmemente que se da la sublimación en el arte. Todos contribuimos en alguna medida al devenir de la sociedad. Ahora bien, si alguien te dice que tu poesía es útil, échate a temblar.

P.- ¿Qué planes hay para el futuro?

R.- No hago planes. Decía John Lennon “La vida es eso que te sucede cuando estás haciendo planes “. La vida y todo lo demás.  Pero sí tengo sueños, los cultivo y trabajo por ellos. Y a veces se realizan.

P.- Para finalizar, un mensaje para todos sus seguidores a través de las redes sociales

R.- Agradecer de todo corazón a aquellos que tienen la gentileza de acercarse a mis libros de poesía, a mis artículos o a mis ensayos, sus palabras de aliento y sus comentarios, son un estímulo y me hacen sentir cerca, eso no tiene precio. Gracias también a los medios de comunicación que difunden o han difundido mi obra. Y en este caso, especialmente a usted Carivano, un placer.

Dulcinea en Manhattan Verónica Pedemonte Velarde
Dulcinea en Manhattan
Verónica Pedemonte Velarde

Libros y premios:

Lenguas de fuego (Ayto Puerto de Santa María)

Diario de un rebelde, Premio Joaquín Benito de Lucas (colección Melibea)

Al este del edén (plaquette)

Viaje circular (novela) Beca a la creación literaria de la Junta de Extremadura.

Esclavos y libertos, Premio Internacional Gerardo Diego (Editorial Cervantina, Santander)

Museo británico (plaquette)

Dulcinea en Manhattan (Premio Internacional Kutxa Ciudad de Irún (Ed. Kutxa)

Cuando Europa era el mundo, finalista del premio Ciudad de Melilla, Primer Accésit del Premio Internacional Ciudad de las Palmas (Ed. Ayto. de Las Palmas de Gran Canaria)

Brumario (Colección Menesteo, El Puerto de Santa María)

[su_quote]Cualquier lector atento podrá gustar del ritmo del verso, de la sonoridad de las aliteraciones, del juego con expresiones hechas y modismos y refranes levemente alterados,  ecos intertextuales, imágenes insinuantes, ironía, que delatan la calidad de la obra. El ritmo del endecasílabo clasicista, con predominio del acentuado en la sexta sílaba, la imagen ambigua, sugerente y multisignificativa, la anáforas intensificadoras, contribuyen a la calidad del poema, que cierra al campo semántico de la libertad, una vez liberada la primera persona femenina que habla.[/su_quote] ALBERTO GRIJALBO, doctor en Filología Románica Hispánica (Santander)

[su_quote]Diario de un rebelde es una poesía social altamente lírica, insólita e inédita hasta ahora en España[/su_quote]  JAIME SILES

[su_quote]La frescura del lenguaje, el dominio del idioma, su gusto por lo legendario, la originalidad, certifican la calidad de su obra.[/su_quote] LEOPOLDO DE LUIS

[su_quote]Verónica Pedemonte, poeta por estirpe.[/su_quote] Manuel Francisco Reina, escritor, poeta, y periodista (Mujeres de Carne y Verso)

[su_quote]En sus versos no hay propaganda ni antigualla, ha reinterpretado el realismo en boga a su albedrío y se hace muy persona en lo colectivo. Hay una desembocadura de tres generaciones literarias, desde el 50, en los versos como ráfagas de Verónica Pedemonte. Y propone una seria artillería lírica contra la estulticia de quienes creen que la estética no es también la ética. [/su_quote] Juan José Téllez, director del Centro Andaluz de las Letras.

Antologías en las que se encuentra su obra:

Compás tres (El Ermitaño, Puerto de Santa María)

Estrecho, una poética de la solidaridad (Diputación de Cádiz)

Ellas son la tierra (Diputación de Cádiz)

Mujeres de Carne y verso (Madrid)

Nuevo Retablo de Maese Pedro (UCA)

Poesía viva de Andalucía (México)

Poetisas españolas (tomo IV) Torremozas (Madrid)

La paz y la palabra (Madrid)

Café Central (Lima, Perú)

Viento Sur (Madrid)

Mujeres de Carne y verso (Manuel Francisco Reina, Madrid)

Antología viva de la poesía andaluza (Guadalajara, México)

Los últimos poetas (Menesteo, El Puerto de Santa María)

Voces del Extremo (Moguer, Huelva)

Alquimia del fuego (Amargord Ediciones)

Catálogo General de Escritoras Españolas.

Antologías virtuales:

Palabra Virtual

Insólitos (Joaquín Piqueras)

El Toro de Barro (Carlos Morales)

Poetas del siglo XXI (Fernando Sabido)

Cartas en la noche (Carlos Morales)

Los otros europeos. Blog personal de Verónica Pedemonte

A Verónica Pedemonte, nuestro más profundo agradecimiento por  toda su amabilidad y colaboración en la realización de esta entrevista.

Hasta la próxima

Carivano

Dejar un comentario

0.0/5

Cart0
Cart0